En la actualidad se vive con tanto ajetreo y con tantas exigencias (propias y ajenas), que el estrés ha pasado a formar parte de la vida. Esto es un hecho doblemente peligroso. Por un lado, el estrés y la ansiedad son altamente perjudiciales tanto para la salud mental como para la salud física. Por otra parte, al acostumbrarnos a ello, pasa a convertirse en algo normal y ya no parece algo tan grave, sino solo una gran molestia. Sin embargo, su gravedad es bien conocida, por lo que se deben tomar medidas y realizar un tratamiento anti-estres.
Las terapias antiestrés
Contar con un terapeuta para hacer frente a este problema es fundamental. Es el terapeuta quien guiará a la persona para poder superar su ansiedad y estrés a lo largo de diferentes etapas.
Reconocer los síntomas
Es importante saber identificar sus síntomas, ya que dan pistas acerca del estado de la persona. Así es posible parar los círculos de pensamientos y realizar los ejercicios o técnicas que el terapeuta indique.
Aceptar la ansiedad
Durante el tiempo que dura la terapia se aprende que hay que aceptar el estrés y la ansiedad. Esto no significa resignarse, sino dejar de luchar. Es distinto tomar medidas para erradicar el estrés – como ir a terapia – a obsesionarse con luchar contra él, lo que solamente generará más ansiedad. Técnicas de relajación y meditación ayudarán en este proceso.
Seguir el tratamiento
Cada trastorno de ansiedad tiene unas características diferentes y, por tanto, algunas diferencias en su tratamiento. Además, cada persona tiene sus particularidades. Por este motivo, es necesario seguir el tratamiento personalizado que el terapeuta ofrezca, sin decaer. Conviene recordar que los resultados no llegan de un día para otro, pero hay que persistir.
Un tratamiento anti-estres es, en definitiva, el camino para volver a tener una vida feliz y calmada.