Fumar ocasionalmente es una posibilidad que los ex-fumadores se plantean con relativa frecuencia una vez que han dejado el tabaco. Incluso llegan a preguntarlo durante el tratamiento para dejar de fumar, ¿podré fumar un cigarrillo en alguna ocasión especial que se presente? Quizá esto ocurre porque a una gran mayoría de fumadores, a pesar de querer librarse del peso de la adicción, les gustaría fumar algún cigarrillo de vez en cuando. Este sentimiento contradictorio, “quiero dejarlo, pero me gustaría fumar ocasionalmente”, es muy común, y de hecho acompaña a cualquier adicción.
Es verdad que hay fumadores que consiguen tener un consumo de tabaco muy bajo, incluso hay personas que consiguen fumar ocasionalmente en determinadas situaciones o momentos. Sin embargo la mayoría de este tipo de fumadores siempre han mantenido consumo ocasional o muy bajo, siendo realmente difícil que una persona adicta a la nicotina consiga consumirla esporádicamente.
Esto ocurre por el llamado “efecto de tolerancia”, según el cual, conforme aumenta la adicción a una sustancia, en este caso la nicotina, la cantidad necesaria para producir sus efectos en el organismo es mayor. Es decir, cada vez se necesita consumir más para evitar los síntomas de abstinencia. Una vez se deja de consumir la sustancia y se supera el período de abstinencia, fumar puede reactivar de nuevo el efecto de tolerancia, de forma que la cantidad consumida no es suficiente para el organismo, restableciéndose rápidamente los niveles de consumo habituales.
Tras varios meses de abstinencia, dosis bajas de nicotina rememoran sensaciones placenteras y reforzantes asociadas al consumo previo, y suponen generalmente el desencadenante de una recaída.
Por tanto, la recomendación es siempre la de mantener la abstinencia, y en caso de que se empiece a fumar ocasionalmente, ser conscientes de que podemos estar en el inicio de una recaída y poner manos a la obra para prevenirla, bien sea por nosotros mismos, bien con ayuda de un profesional.