1. De algo hay que morir. Evidentemente así es; la cuestión más bien sería si se puede evitar que sea de forma prematura y/o con qué calidad de vida. Las estadísticas apuntan que uno de cada dos fumadores morirá prematuramente, y uno de cada cuatro lo hará entre los 35 y los 69 años. El consumo de tabaco causa más muertes evitables que la suma de accidentes de tráfico, alcohol, SIDA y drogas ilegales.
  2. El tabaco es algo natural, lo nocivo son los aditivos. Natural no significa inocuo, existen numerosas sustancias naturales que son potencialmente dañinas o venenosas. En el caso que nos ocupa, la nicotina, que es un elemento exclusivo de la planta natural del tabaco, ya es dañina por sí misma, pues altera el sistema cardiovascular, digestivo o el sistema nervioso central entre otros.
  3. El tabaco me relaja. El consumo continuado de nicotina provoca cambios en la secreción de diferentes neurotransmisores que producen sensación subjetiva de relajación o calma. Los momentos de abstinencia se viven con ansiedad precisamente por la falta del efecto de la nicotina en los neurotransmisores “calmantes”. Sin embargo, esto no es más que un “oasis de relajación”, pues está comprobado que el dejar de fumar mejora la sintomatología ansiógena y depresiva. En definitiva, que se fuma para aliviar la ansiedad de la retirada de la nicotina.
  4. Dejar de fumar no me compensa. Los beneficios tras dejar el tabaco son inmediatos, apenas tras 24-48 horas se comienzan a sentir.
  5. No tengo fuerza de voluntad. Aunque la motivación es un aspecto influyente a la hora de dejar de fumar, no es algo que se tenga o no se tenga. La motivación o la fuerza de voluntad es algo dinámico que la persona puede trabajar a través de recursos tanto internos como externos.
  6. Lo ideal sería fumar 2 o 3 cigarrillos al día. Esta solución no es factible para fumadores que consumen más de esa cantidad. Está comprobado que la disminución del consumo, con el tiempo, lleva aumentar la dosis hasta la cantidad inicial. De hecho, la mayoría de las veces se vive con el mismo esfuerzo fumar menos que dejar de fumar completamente.
  7. Los cigarrillos light son menos perjudiciales. Sin embargo, al ser más bajos en nicotina, se aumenta el número de cigarrillos consumidos para conseguir los efectos deseados y evitar los síntomas de abstinencia.
  8. Por uno no pasa nada. Este tipo de pensamientos suele preceder una recaída, y se dan con más frecuencia en situaciones sociales de celebración. Una vez se fuma un cigarrillo tras un periodo de abstinencia, la probabilidad de recaída aumenta considerablemente.
  9. Más contamina el tráfico. Los estudios realizados en espacios cerrados muestran que un motor diesel libera menor numero de partículas contaminantes que el humo de 3 cigarrillos.
  10. Si es tan malo, ¿por qué no lo prohiben? Parece poco probable que la prohibición total del tabaco sea políticamente aceptable en la mayor parte de los países. A esto se suma el hecho de que las prohibiciones del consumo de sustancias no llevan a una eliminación del consumo, y sí a una actividad delictiva alrededor de dicha sustancia con el consiguiente aumento del coste de seguridad y policial asociado.

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